Qué ángel te librará de la tristeza y te despertará un precioso día sin memoria de lo que te afligía y te dirá al oído:
“Escucha y cesa tus llantos.
En mis brazos no te pesa la lentitud del tiempo de los hombres. Eres mía, ya no eres de este vano mundo presa.
Asómate a esta fúlgida ventana por tu dicha adornada. Ya el dolorse marchitó como una larga flor
cuya sabiduría al fin te sana al disolverse porque se convierte en polvo, en ilusión, en otra suerte”.Silvina Ocampo
“Escucha y cesa tus llantos.
En mis brazos no te pesa la lentitud del tiempo de los hombres. Eres mía, ya no eres de este vano mundo presa.
Asómate a esta fúlgida ventana por tu dicha adornada. Ya el dolorse marchitó como una larga flor
cuya sabiduría al fin te sana al disolverse porque se convierte en polvo, en ilusión, en otra suerte”.Silvina Ocampo
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